
¿Necesitaba ese pantalón o la decisión de compra fue generada por las facilidades para pagarla? ¿Tenía claro como impactaría en su presupuesto? ¿Recordaba que ese mes ya había utilizado el anticipo de sueldo que le ofrecía su Banco? Demasiadas preguntas para ser respondidas cuando los estímulos que generan placer ocultan la realidad de estar contrayendo otra deuda.
Podría ser también la situación de Marcelo que siente que es momento de cambiar su colchón, en gran medida al escuchar y ver en sus redes sociales, ofertas irresistibles. Descuentos y cuotas que parecen llevar casi a cero el precio de ese sommier que ofrece un descanso casi mágico.
En nuestros talleres de Educación Financiera y en los medios donde tenemos nuestro espacio de divulgación y reflexión sobre las Finanzas Personales, preguntamos si en nuestra planificación financiera doméstica tenemos un dato: ¿Cuánto es lo que debemos?
Las respuestas son variadas y por lo general tienen un factor común: son incompletas. Nuestro radar no registra la totalidad de los compromisos que asumimos, en parte por falta de una cultura a la hora de ordenarlos y en otros casos por una visión acotada de lo que entendemos como deuda.
En una economía donde el peso de los servicios ha crecido y todo indica que seguirá creciendo su participación en nuestros gastos, resulta clave abordar sin miedos y con objetividad este tema.
Propongo que nos tomemos un tiempo en principio, para listar qué debemos considerar en nuestro presupuesto como potenciales deudas.
En un segundo paso, evaluemos cuánto representan de nuestro ingreso regular y predecible. Recordemos que no siempre el mismo es fijo y estable, muchos cuentan con salarios que varían, por causas estacionales, por ejemplo y otros están atados a lo que resulte de su actividad no garantizada; podemos agregar además que tampoco es cierta la fecha en que lo percibirán.
Va una lista que no pretende ser excluyente:
Si la suma de los compromisos que asumiste se llevan el 30% de tu ingreso, estamos en lo que se llama un escenario de sobreendeudamiento y de alto riesgo financiero para la administración de tus finanzas.
Hay que considerar que no cumplir en los tiempos previstos tus deudas generará intereses. Casi una obviedad. Pero el CFT (el Costo Financiero Total) seguramente incrementará el esfuerzo que tendrás que realizar para cumplir con tus obligaciones. Y aumentará tu fragilidad financiera.
Vivimos en una sociedad donde todos somos deudores, somos parte de #ElCubdelosDeudores. La deuda es un factor común a cada uno de nosotros. Y observamos a diario nuevas opciones que facilitan las vías de acceso al crédito. En algunos casos, oportunidades para ordenar nuestras finanzas y en otros, fuentes que terminen por desequilibrarlas.
Solo a modo de referencia, comienza a instalarse la modalidad llama de “Compre ahora, Pague después”. Cuotas sin interés es el llamador. Cada compra es un crédito. Por fuera de tu tarjeta. Suena tentador, pero también se observa que una parte no menor de los usuarios de este sistema, incumplen los plazos previstos y suman más tensión a su presupuesto. (1)
Consumo y deuda. Desacoplar tu capacidad real de pago de tu consumo. Expectativas y realidades. Subestimar los efectos de la falta de planificación financiera lleva a daños colaterales muy gravosos.
La Educación Financiera es una herramienta preventiva para no caer en el endeudamiento tóxico.
Las deudas nos acompañarán durante toda la vida, tomar conciencia de ello nos permitirá que las mismas sean funcionales a nuestro proyecto personal y no una carga insostenible e ingobernable.
Nicolás González
Contador Público
Docente Universitario especialista en Finanzas
Titular del ABC de tu dinero